jueves, 17 de mayo de 2007

Acercamiento al Curriculum

Casarini Martha, Teoría y diseño curricular, Trillas México, 1997, p.4-15


Al comenzar el estudio del currículum es deseable adoptar una actitud abierta y exploratoria a fin de iniciar un proceso de acercamiento progresivo del tema. Se considera que tal actitud permitirá, en primera instancia, partir de lo que los lectores saben sobre este tema, basados en su practica. Al mismo tiempo, se cree que se logrará la incorporación de nuevos conocimientos sobre dicho tema.


El currículum y sus significados: el primitivo uso del término
Para comenzar el estudio de los significados del currículum es preciso hacer una consideración previa de índole etimológica. La palabra currículum es una voz latina que se deriva del verbo curro y que quiere decir" carrera"; alude a una pista circular de atletismo (a veces se traduce como pista de carrera de carros). En el latín clásico se utiliza curriculum vitae o curriculum vivendi haciendo referencia a una carrera de vida.

Según H. Aebli (1991 p. 241): "La expresión 'currículo', hablando gráficamente, significa que los alumnos se dirigen a su objetivo (currere en latín, significa caminar; los currículos son los caminos del aprendizaje)."

Históricamente -fines del siglo XVI- los jesuitas usaron el término disciplina para describir los cursos académicos, aludiendo así a un orden estructural más que secuencial, y el término ratio studiorum para referirse a un esquema de estudios, más que a una tabla secuencial de contenidos o syllabus. El término currículum asimiló ambos sentidos (estructura y secuencia), de modo que al combinarlos se obtiene la noción, por una parte, de totalidad -ciclo completo-, y por la otra, de secuencia ordenada de estudios. Esto Último permite entender por qué, metafóricamente, se asimila currículum a carrera, es decir, a algo que progresa, que avanza.

Este breve recorrido etimológico del término es sólo un punto de partida, pues las diversas connotaciones que a lo largo de los siglos se le han dado (y que se le dan en el presente) al término currícu!um nos permiten entrever la complejidad de su conceptualización. Ahora bien, ¿por qué el acercamiento a la definición de currículum plantea obstáculos e incógnitas? La razón es que las ideas sobre currículum no son universales, es decir, no están más allá de las determinantes históricas. Por el ­contrario, el currículum es un producto de la historia humana ­social, así que cambia -como todas las construcciones sociales- de ­tiempo en tiempo, de acuerdo con las transformaciones e innovaciones en las ideas, en las utopías, en la ordenación de la vida social, en ­la estructura de los discursos sobre la vida pública y privada, etcétera.

Por lo anterior, pareciera que no se puede definir el currículum sin plantear previamente una visión del mundo que opere como marco de referencia de dicha definición y, al mismo tiempo, la haga comprensible.

En síntesis, el estudioso del currículum necesita desarrollar una visión histórica amplia acerca de éste como objeto de estudio, puesto que no es inmutable; por el contrario cambia y se transforma en respuesta a las circunstancias históricas, a las estructuras económicas y políticas, y a los intereses humanos, así como a las motivaciones personales y grupales de los sectores que elaboran la currícula.

Si se acepta lo anterior se entenderá que las dificultades de conceptualización del currículum no reflejan más que las existentes en la realidad a la que hacen referencia, y las diversas posturas políticas, ideológicas, culturales y académicas que históricamente se han presentado y que han condicionado tanto el campo curricular como el de su enseñanza. Algunas de estas cuestiones podrán apreciarse mejor al abordar el apartado dedicado a las teorías curriculares.

En este punto es necesario entrar de lleno al concepto de currículum, a fin de elaborar o reelaborar alguna definición que proporcione al lector una visión más clara del tema de estudio.


Algunas definiciones
Antes de ver las definiciones, habrá que recordar que el currí­culum es, en gran medida, de naturaleza prescriptiva, es decir, se aspira a definir algo que se caracteriza por ser una pretensión de realidad, un querer ser, un deber ser. Lo anterior supone circunscribir y seleccionar un conjunto de intencionalidades que se conside­ran como las "verdaderas" o "mejores" respecto a otras; aquí entran en escena las diferencias de valor que permiten legitimar ciertas posiciones y excluir y rechazar otras. Esto no debe inducir a pensar que estas posiciones son arbitrarias, es decir, que en última instancia da lo mismo elegir una conceptualización u otra. Por el contrario, la elección de uno u otro concepto de currículum depende de la capacidad para integrar en un esquema prescriptivo para la acción, tanto las reflexiones derivadas de la práctica como los aportes teóricos provenientes de la investigación curricular, de la enseñanza y del aprendizaje.

Stenhouse (1987, pp. 28-29) comenta tres definiciones del currículum:
He aquí tres importantes definiciones americanas del currículum:
Es el conjunto de experiencias planificadas proporcionadas por la escuela para ayudar a los alumnos a conseguir, en el mejor grado, los objetivos de aprendizaje proyectados según sus capacidades. (Neagley y Evans, 1967, p. 2)
Es el esfuerzo conjunto y planificado de toda escuela, destinado a conducir el aprendizaje de los
alumnos hacia resultados de aprendizaje predeterminados. (lnlow, 1966, p. 130)

En vista de las deficiencias de la definición popular, diremos aquí que currículum es una serie estructurada de objetivos de aprendizaje que se aspira lograr. Éste prescribe (o al menos anticipa) los resultados de la instrucción. (Jhonson, 1967, p. 130)

Como se puede apreciar, los conceptos anteriores encuentran su sentido y razón de ser en el contexto de un modelo curricular que apunta a logros terminales de los alumnos luego de haber cumplido con un plan de estudios programado en el tiempo. Desde esta perspectiva, la educación es un medio para alcanzar un fin (considerado éste como resultado del aprendizaje), por lo que, el currículum es la planeación necesaria tanto de los fines -resultados de aprendizaje-, como de los medios educativos para obtenerlos. En la categoría de medios cabe la planeación de todos los componentes del diseño, un programa curricular para la conducción de los procesos de enseñanza-aprendizaje de cualquier nivel educativo.

Es necesario detener esta lectura y preguntarse si estas reflexiones, desarrolladas a partir de las anteriores definiciones de currículum, cubren de manera adecuada los requerimientos de un primer acercamiento. Para ello nos preguntamos: ¿Es el currículum una planeación que prevé todos los aspectos posibles a desarrollar? ¿Qué tan abierto o cerrado puede ser el plan curricular? ¿El currículum formula necesidades como conductas terminales? ¿Puede el currículum anticipar también los procesos a desarrollar? ¿Existen otras alternativas al modelo medio-fines?

A partir de la última pregunta retomamos las definiciones de currículum, a fin de ampliar su análisis. Veamos: hasta el momento el énfasis está puesto en el currículum como prescripción –por escrito- de lo que se pretende que debe suceder en las escuelas, pero también hay definiciones en las que se prefiere asociar el currículum a la realidad escolar (y no al documento escrito). Kansas (1958), citado por Stenhouse (1987, p. 26), señala que: "El c. es, fundamentalmente, aquello que acontece a los niños en el colegio como resultado de la labor de los profesores. Incluye todas las experiencias de los niños cuya responsabilidad asume el colegio."

Al analizar la definición anterior se observa que al autor le interesa lo que ocurre en la situación real; pretende entender el currículum como lo que sucede en la escuela y el aula. Desde esa perspectiva, el estudio del currículum es un estudio de caso, pues el documento que se origina -más que atender a un deber ser prescriptivo- persigue un estudio antropológico y sociológico de la escuela como agente de enseñanza y aprendizaje. Por tanto, el currículo debe reflejar algo más que intenciones, debe, además, indicar cuál es el modo de llevar a cabo dichos propósitos a la práctica y debe especificar los criterios que presiden el modo de hacerlo.

De tal manera, el currículum es visualizado, por una parte, como intención, plan o prescripción respecto a lo que se pretende que logre la escuela; por otra parte, también se le percibe como lo que ocurre, en realidad, en las escuelas. Esto le hará expresar a Stenhouse (1987, p. 27) que: "el
estudio del currículum se interesa por la relación entre sus dos acepciones: como intención y como realidad." Las dos acepciones nos remiten a la vieja (y siempre nueva) cuestión de la relación teoría-práctica; por ello, el autor citado (1987, p. 27) expresa: "El problema central del estudio del currículum es el hiato existente entre nuestras ideas y aspiraciones y nuestras tentativas por hacerlas operativas."

Esta visión del currículum permite organizar su estudio a través de ciertas categorías de análisis.

Algunas otras definiciones sobre currículum (Luis González Martínez):
“Es el contenido general de la educación del hombre normal” (Henry c. Morrison)

“Es la secuencia de experiencias potenciales que se organizan con el proposito de disciplinar al niño y al joven en formas grupales de pensar y actuar” (R.C. Doll)

”El currículum comprende de todas las experiencias de aprendizaje que proporciona la escuela...un plan curricular es el arreglo previo de todas estas experiencias para una población particular de estudiantes” (G.C. Saylor y W.M. Alexander)

“El currículo es el conjunto planeado de encuentros humanos pensados con el fin de optimizar el aprendizaje... es también un ejemplo amplio de la gama total de conocimientos, en la medida en que estos se reconstruyen y amplían a través de la investigación, el contenido curricular y sus procesos deberán adecuarse de igual manera” (l.C. Wilson)

“Para lograr un concepto emergente de currículum, es necesario considerar todo el programa educativo como una totalidad compuesta, de tres elementos fundamentales: un programa de estudios, un programa de actividades y un programa de orientación) (A.L. Clicer)

Currículum formal, real [o vivido) y oculto Tanto el plan de estudios (currículum formal) como sus programas de cursos representan el aspecto documental de un currículum. Es interesante señalar que la palabra programa significa -etimológicamente-: "anunciar por escrito"; los programas constituyen las microestructuras de un plan de estudios y por lo común indican:

· Objetivos generales y particularidades de aprendizaje.
· Organización y secuenciación de contenidos.
· Actividades de aprendizaje y estrategias de enseñanza.
· Modalidades de evaluación y distribución del tiempo.

En síntesis, el plan de estudios y los programas son documentos -guías- que prescriben las finalidades, contenidos y acciones que es necesario llevar a cabo por parte del maestro y sus alumnos para desarrollar un currículum.

El currículum real (o vivido) puesta en práctica del currículum formal con las inevitables y necesarias modificaciones que requiere la contrastación y ajuste entre un plan curricular y la realidad del aula. No habrá que olvidar que el currículum real encuentra su razón de ser en la práctica educativa.

Figura 1.1. Precisiones y distinciones del concepto currículum.



Es en dicha práctica donde concluyen y se entrecruzan, de manera más o menos equilibrada y conflictiva, diversos factores. Entre estos factores se encuentran tanto el capital cultural de maestros y alumnos, como los requerimientos del currículum formal, los emergentes no previstos de la situación colectiva del aula y otros factores socioculturales, económicos y políticos presentes en el contexto social de la institución educativa en espacios y tiempos específicos; asimismo, maestros y alumnos con similares o distintas inserciones sociales e historias personales concepciones diversas sobre una variedad de asuntos vitales generan la apropiación de conocimientos, valores, habilidades, actitudes y destrezas, en el transcurso del proceso de enseñanza y aprendizaje. Lo anterior justifica el establecimiento del currículum real como una categoría de análisis.

Por otra parte, el currículum oculto es una categoría de análisis que nos permite interpretar con mayor precisión la tensión existente siempre entre intenciones y realidad, entre currículum formal y currículum real. El currículum oculto es, según Arciniegas (1982, p. 75): “proveedor de enseñanzas encubiertas, latentes, enseñanzas institucionales no explícitas, brindadas por la escuela -puesto que ésta es un microcosmos del sistema social de valores-“.

Ya que la educación no es un proceso neutro y aséptico, es inevitable y necesario el componente ideológico, moral y político que existe en cualquier empresa educativa que los seres humanos emprenden. De ahí la presencia del currículum oculto, tanto en el currículum formal como en el currículum real, a través de los lenguajes implícitos -verbales, escritos, gestuales-. Como señala McLaren (1984, p. 224):

El currículum favorece ciertas formas de conocimiento sobre otras y afirma los sueños, deseos y valores de grupos selectos de estudiantes sobre otros grupos y a menudo discrimina a partir de la raza, la clase y el género. En general los teóricos críticos están interesados en cómo las descripciones, las discusiones y representaciones en los libros de texto, materiales curriculares, contenidos de cursos y relaciones sociales materializadas en la práctica en las aulas benefician a los grupos dominantes y excluyen a los subordinados. En este contexto frecuentemente se refieren al "currículum oculto".

El concepto de currículum oculto se convierte en una categoría polémica, pues dependiendo de la visión socio-antropológica que se tiene de la escuela y la educación, así se da el balance que los estudiosos hacen de esta categoría. Algunos ven en el currículum oculto una herramienta de socialización provechosa, o por lo menos necesaria, puesto que la escuela debe cumplir con la función de adaptar niños y jóvenes al medio social. Otras perspectivas más críticas cuestionan el enfoque adaptativo, pues lo consideran una visión conservadora del conocimiento, y a éste, como algo que debe ser aprendido; los alumnos son concebidos como individuos pasivos y reproductores del conocimiento y los valores legitimados. Las posiciones de las cuales estamos haciendo un breve resumen han sido organizadas por Giroux (1990, p. 122) en tres enfoques: "tradicional, liberal y radical".

Más allá de las diferencias significativas existentes entre dicha enfoques, el elemento común en los tres es el señalamiento que hace del currículum oculto como una herramienta interpretativa que permite registrar el modo de operar de la escuela como institución social: ¿por qué y cómo se legitiman ciertos contenidos educativos frente a otros?, ¿cuál es el papel social que como autoridad cumple el maestro? ¿cómo se reproduce el conocimiento válido?, etcétera.

La distinción entre currículum formal, currículum real y currículum oculto tiene por objeto reafirmar el análisis sobre las intenciones curriculares (currículum formal, currículum oculto) y las concreciones en el desarrollo curricular (currículum real - currículum oculto). Por lo tanto, siempre que nos refiramos a currículum, en éste texto, estaremos englobando en ese concepto tanto las tres categorías enunciadas, como sus aspectos teórico y práctico, es decir, intenciones y desarrollo curricular. A partir de lo anterior, estamos en condiciones de formular algunas preguntas.

¿El currículum es la prescripción? ¿Es el plan? ¿Es la práctica? ¿El currículum engloba ambos procesos? ¿Existen planes curriculares que de manera no siempre consciente tienden a disociar la teoría y la práctica? ¿Cuáles son? ¿Hay ejemplos? ¿Existen otras formas curriculares que coayudan a lograr la vinculación teoría-práctica? ¿Es necesario pensar de otra manera la gestión educativa y el papel de los maestros para mantener la relación entre intenciones y realidad?

A fin de cerrar este apartado, introducimos otra definición de currículum enunciada en el texto de Diseño curricular base (1989, p. 21 que integra aspectos de la reflexión anterior:

El currículum se entiende como el proyecto que determina los objetivos de la educación escolar, es decir, los aspectos del desarrollo y de la incorporación de la cultura que la escuela trata de promover y propone un plan de acción adecuado para la consecución de estos objetivos. El currículum tiene, por lo tanto, dos funciones diferentes: la de hacer explícitas las intenciones del sistema educativo y la de servir como guía para orientar la práctica pedagógica.

He aquí un planteamiento sobre el currículum que trata de vincular los dos aspectos mencionados: intenciones y realidades. Lo ante­rior nos encamina a la ampliación que realizaremos del término currículum al mismo tiempo que nos permitirá formular algunas precisiones.

Ampliación del concepto
El currículum como proyecto: Hay que pensar el currículum en términos de proyecto; esta denominación es más abarcativa que la de plan de estudios entendido, de manera tradicional, como selección y secuencia de contenido. La idea de proyecto permite visualizar al currículum como la propuesta que determina lo que ocurre en el aula entre maestros y alumnos. De allí la afirmación de que el currículum es un instrumento potente para la transformación de la enseñanza y, por ende, una fecunda guía para el profesor. La propuesta curricular es el marco que opera como referente orientador de la práctica del maestro; sin embargo, al mismo tiempo, dicha práctica retroalimenta el rediseño de la propuesta original.

Algunos estudios del currículum, como los realizados por Glazman e Ibarrola (1983, p. 283), le otorgan un carácter más trascendente a la idea del currículum como proyecto:

El proyecto universitario comprende la propuesta de finalidades políticas académicas precisas, a partir de una definición de las posiciones ideológicas adaptadas por la universidad y del compromiso que asumen en el tratamiento y solución de la problemática social, filosófica, científica, y técnica del país.

Para estas autoras es necesario contar con este tipo de referente para luego abocarse a las tareas de planear, diseñar y realizar el currículum.


Relaciones enseñanza-currículum
A partir de lo anterior se deduce que si el currículum es el proyecto que integra teoría y práctica, el maestro ya no es el simple ejecutante que permanece estático, sino un sujeto activo y con iniciativa. Esto significa establecer una nueva relación entre enseñanza y currículum. La enseñanza estudia el complejo sistema de intercambios que se producen en el aula cuando se trabaja en un proyecto curricular determinado (Pérez G., 1992). ¿Hasta qué punto es pertinente distinguir entre enseñanza y currículum? La distinción se realiza cuando se piensa que el currículum establece las metas a alcanzar y la enseñanza se ocupa de los medios que se utilizan en el logro de los fines. Sin embargo, también se sostiene que el proceso por el que se pretende lograr las finalidades educativas es inseparable de las metas que presiden dicho proceso.

El currículum -como concreción pedagógica de la cultura, la ciencia, el arte y la técnica- es realizado en un contexto institucional singular de relaciones de intercambio que se modifica individual y colectivamente como consecuencia del trabajo didáctico y experimental del propio currículum.

Se concluye que es posible distinguir entre currículum y enseñanza, pero que también es posible (y necesario) admitir la integración de ambos. No obstante, observaremos más adelante que algunas teorías curriculares no le confieren la misma importancia a dicho vínculo.


Relaciones cultura-currículum
Las reflexiones previas preparan el terreno para el análisis de las relaciones entre cultura y currículum.

Veamos: en general, la cultura se percibe como el conjunto de representaciones individuales, grupales y colectivas que otorgan significado a los intercambios entre los miembros de una comunidad. En una visión amplia del concepto cultura incorporamos costumbres, creencias, ideologías, lenguajes, conceptos, instituciones sociales, políticas, educativas, etc. Este conglomerado de aspectos constituye las respuestas producidas por los hombres -como sociedad y a lo largo de su historia- para satisfacer sus necesidades y resolver sus problemas.

Ahora bien, cada grupo social, desde siempre, enfrenta el problema de conservar sus creaciones culturales y al mismo tiempo acrecentarlas y trasmitirlas, puesto que su propia sobrevivencia física, emocional y cognitiva depende de esos procesos. Esta necesidad da origen a un conjunto de prácticas sociales que tendrán por objeto propiciar que los miembros de un grupo social asimilen aquellos múltiples aspectos de la cultura, a fin de incorporarlos como miembros activos en la conservación de ésta y, al mismo tiempo, como agentes creadores de nuevas formas culturales. Coll (1987) señala que ese conjunto de prácticas sociales constituye la educación.

Por otro lado, a través de la educación escolarizada se arriba al concepto de currículum. Se puede entonces triangular cultura, educación y currículum a fin de registrar sus relaciones mutuas. Tal como se observa en la figura 1.2, dichas relaciones tienen su fundamento en la misma evolución de la especie humana; es ideosincrático de ésta incorporarse a la cultura mediante elaboraciones e interpretaciones singulares de la misma, que poseen un distinto matiz de éxito o fracaso de acuerdo a las características de sus experiencias e intercambios y del carácter del medio con el cual y en el cual se interactúa. Si bien dichas elaboraciones comienzan desde el nacimiento, hay que analizar qué sucede con ellas cuando el sujeto ingresa a la escuela.
Figura 1.2. Relaciones cultura-educación-currículum

Al iniciarse el proceso escolar, el alumno entra en contacto con los productos más elaborados de la ciencia, el arte y la técnica, es decir, recibe una cultura académica; entrar en contacto significa que el aprendiz incorpora cognitiva, emocional, motriz y actitudinalmente esa cultura académica, y al hacerlo, prosigue el proceso de socialización iniciado en la familia. Dicho proceso es fundamental para considerar al individuo como parte de la comunidad humana; esto es, el "hacerse" persona supone un proceso de socialización altamente determinado por la cultura en la que el sujeto nace y por los eventos educativos, informales y formales, involucrados en ese proceso socialización.

Las reflexiones anteriores permiten entender que el diseño de currículum es algo más que seleccionar objetivos, desarrollar actividades de aprendizaje y evaluar resultados. Por el contrario, siguiendo las reflexiones previas pareciera que es necesario construir un esquema de pensamiento sobre el currículum de modo que dicha mentalidad curricular ofrezca una visión más comprensiva y completa de aquél (teoría y práctica).

Tal esquema de pensamiento requiere de una incorporación de ideas, tendencias y perspectivas político-éticas, socioculturales, científico-académicas y pedagógico-técnicas, que reclaman tanto una reflexión sistemática como una organización y clasificación, a fin de no caer en yuxtaposiciones o agregados de posiciones y decisiones sin ningún sentido. No hay que olvidar, además, que cualquier perspectiva está mediada por aspectos valorativos incluyentes de ciertas posiciones y excluyentes de otras y, por último, que todo este edificio observa siempre un carácter prescriptito - práctico.

Es obvio que los señalamientos anteriores provocan varias interrogantes, tanto en el estudioso como en el práctico del currículum, entre las que destacan aquellas que consideran los aspectos que hemos estado estudiando: ¿Puede ser el currículum un medio para que el profesor aprenda sobre la naturaleza de los alumnos y la naturaleza del conocimiento que imparte, es decir, para que pueda aprender de su práctica y esto le exija y estimule pensar y repensar las cuestiones curriculares de manera permanente? ¿Es posible concebir al currículum como un proyecto educativo que otorgue importancia a la naturaleza de los contenidos culturales y redefina el proceso de enseñanza (y aprendizaje)? ¿Es posible diseñar un currículum que guíe su desarrollo por la práctica anticipándose además a ciertos imprevistos de la gestión curricular?

La complejidad del tema curricular explica por sí misma la atracción, tanto de los teóricos como de los prácticos, por fundar y utilizar teorías curriculares. La tentación es enorme porque se aspira a contar con un marco ordenador de ideas, procedimientos y aplicaciones. Aquí pretendemos demostrar la manera en que las opciones seleccionadas a la hora de planear un currículum están en gran medida determinadas por el concepto de currículum que tengan sus creadores. También observaremos cómo esas opciones repercuten en el plano del análisis y en el de la práctica, reforzando ciertas visiones curriculares y excluyendo otras.

4 comentarios:

Mayerly Rosa Villar Lozano dijo...

Me parece importante precisar, que si bien la educación es el medio para lograr el fin del aprendizaje, este aprendizaje no se limita al aspecto intelectual y cognitivo, sino que contempla otros aspectos del ser humano. Algo así como lo planteado en el mundo griego, educación para la mente a través de la ciencia y la filosofía, para el alma a través de las artes y para el cuerpo con la ayuda de la gimnasia.

De esta manera la persona desarrolla a través de la educación, no solo la inteligencia, sino la sensibilidad, la competencia y la voluntad. Además vale la pena recordar que la educación es un proceso que no solo se lleva a cabo en la academia, sino que, involucra la familia y la sociedad en general.

Anónimo dijo...

Buenas Tardes

Siempre me ha inquitado conocer mas sobre el curriculo oculto, me podria hacer el favor de indicarme donde puedo obtener esta información?

Juan E. Valencia dijo...

Buenas Tardes

Siempre me ha inquitado conocer mas sobre el curriculo oculto, me podria hacer el favor de indicarme donde puedo obtener esta información?

Anónimo dijo...

Henry Giroux. teoria y resistencia en educación... te lo recomiendo